miércoles, 30 de marzo de 2011

Diseño Modelos de Menú




En la tercera edad hay una deficiencia de las papilas gustativas, el metabolismo se va lentificando y aparecen trastornos en la digestión que van complicando el momento de la alimentación. Por lo tanto se hace necesario un menú balanceado y una dedicada disposición hacia ellos en el momento de comer, para evitar que puedan caer en la desnutrición y depresión. Los siguientes son 3 menús que tienen en cuenta las clases de alimentos necesarios para un buen desarrollo del adulto mayor (energéticos, proteínicos y reguladores) diseñados a partir de las dietas de requerimientos especiales más comunes presentadas en esta etapa: dieta hipoglúcida, hiposódica e hipograsa.


SOPORTE TEÓRICO

Para el diseño de los menús que van acorde con cada una de las dietas mencionadas, se hizo necesario una síntesis de investigación en el campo de la nutrición, para conocer aquellos alimentos recomendados y aquellos que se deben evitar dependiendo de la dieta especial.

Dieta hipoglúcida:
Una dieta hipoglúcida es aquella diseñada especialmente para personas que tienen alguna deficiencia metabólica relacionada con el consumo de glucosa, tales como las personas diabéticas y las personas hipoglicémicas. Con esto se pretende normalizar los niveles de glucosa en el organismo evitando complicaciones.
Se recomienda NO consumir:
· Azúcar en su totalidad
· Bebidas gaseosas
· Fritos
· Uva, banano, mango de azúcar, manzana, piña.
· Margarina, mantequilla, quesos criollos y amarillos
· Lácteos en las noches
· Reducir harinas
· Evitar grasas de origen animal
· Evitar embutidos, salsas o cremas grasosas
· Evitar remolacha
Se recomienda consumir:
· Verduras crudas o cocinadas
· Aumentar consumo de frutas ( Cítricos como la naranja, mandarina, lima, maracuyá, y las frutas bajas en azúcares como la papaya, pitaya, sandía, fresas, melón, granadilla, kiwis, mango verde, y ciruela)
· Comidas cocidas, a la plancha u horneadas
· Productos integrales
· Te, sopas, agua hierbas
Dieta Hiposódica:
Una dieta diseñada para personas que sufren de hipertensión arterial o insuficiencia cardiaca, a quienes el exceso de sal o sodio en las comidas agrava su condición. En una dieta normal se consume un promedio de 10 a 15 gramos de sal, que equivalen a 3900 a 5900 gramos de sodio.
Se recomienda NO consumir:
· Sal de cocina y mesa, sal yodada, sal marina, sal de apio
· Carnes saladas, ahumadas y curadas
· Pescados ahumados y secados, caviar
· Embutidos
· Quesos
· Panadería con sal
· Aceitunas
· Sopas de sobre, purés instantáneos, caldos de gallina, potato chips
· Frutos oleaginosos salados
· Agua con gas, bebidas gaseosas
· Condimentos salados
· Conservantes
· Medicamentos que contengan sodio (comprimidos efervescentes)
Se recomienda:
· Cocinar los alimentos al vapor, pues así se diluye el sabor de los alimentos y evita que tengan un sabor insípido
· Usar potenciadores de sabor tales como vinagre, limón, especias y hierbas aromáticas
· Usar aceite de sabor como el de oliva
Dieta Hipo-Grasa:
Aunque en cualquier dieta, y especialmente en la edad adulta se recomienda un bajo consumo de grasas, esta dieta restringe especialmente el consumo de éstas, pues las personas a quienes es medicada sufren de enfermedades cardiacas y propensión a infartos por taponamiento de arterias, etc.
Se recomienda:
· No consumir grasas en general.
· No consumir grasas saturadas (animales).
· Consumo moderado de grasas poliinsaturadas, es decir comidas marinas, aceite de girasol, maíz, aceite de soya, y omega-3.
· Sustitución de grasas saturadas por grasas monoinsaturadas como: Aceite de oliva, maní, aguacate, y aceite de canola.
· Disminución del consumo de carnes rojas, carnes grasas y huevos.
· Aumentar el consumo de fibras.
Recomendaciones generales en la alimentación del adulto mayor:

Aporte energético: Debe estar de acuerdo con el ejercicio físico realizado por cada individuo. Y con los requerimientos específicos.
Aporte proteínico: Debe estar en consonancia con una buena función renal. Debe estar distribuido así: 40% aportado por proteínas de origen vegetal, y 60% aportado por proteínas de origen animal.
Aporte de grasas: Debe corresponder a no mas del 30% de la ración energética proporcionada, y debe estar distribuída así: 8% de ácidos grasos saturados, 16% de ácidos grasos monoinsaturados, y 8% de ácidos grasos poliinsaturados
Aporte de hidratos de carbono: Debe corresponder a un 55-60% del aporte calórico diario, predominando los hidratos de carbono complejos. Azúcar refinado no debe haber más de 5% de este aporte.
Frutas y verduras: Deben consumirse bien lavadas y preferiblemente sin piel.

Fuentes:

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